Autorregulación del aprendizaje: objetivo educativo de primer orden
Autorregulación del aprendizaje: objetivo educativo de primer orden
Entrevista con el Dr. Jesús Alonso-Tapia (2021-07-21)
Como antesala a las actividades con el Dr. Jesús Alonso Tapia, especialista en autorregulación, organizadas por el Centro de Capacitación en Educación a Distancia (CECED), realizamos una corta entrevista con el especialista en torno a la naturaleza de la autorregulación y las formas para desarrollarla.
Las actividades mencionadas, la conferencia: “La autorregulación de los aprendizajes en personas adultas”, y el conversatorio: “De la evaluación del aprendizaje a la autoevaluación para el aprendizaje”, a realizarse el martes 21 de setiembre y el jueves 23 de setiembre, respectivamente, vienen a reforzar el compromiso necesario con nuestro Modelo Pedagógico y los principios que allí se desarrollan. Les invitamos entonces a leer la siguiente entrevista y a reflexionar acerca de la medida en la que estamos contribuyendo al desarrollo de la autorregulación en nuestra población estudiantil.
Su trayectoria académica le ha permitido ser profesor titular de psicología, docente e investigador por más de 30 años. A lo largo de este tiempo, ha obtenido importantes reconocimientos en investigación, en psicología educativa, motivación, evaluación y autoevaluación de los aprendizajes. ¿Considera usted que el tema de la autoevaluación y autorregulación ha cobrado un mayor interés en los últimos años? ¿Podría decirse que se ha convertido en un tema de moda? ¿Por qué sí o por qué no?
Es un hecho que la investigación sobre “autorregulación del aprendizaje” va en aumento. Pero si es un tema de moda, depende de con qué la comparemos. Por ejemplo, por cada publicación sobre autorregulación del aprendizaje en el quinquenio 2016-2020, se publicaron seis sobre aprendizaje en entornos virtuales, siete sobre motivación por aprender y cuarenta y seis sobre autorregulación del comportamiento.
En cualquier caso, lo importante no es solo si las publicaciones sobre un tema aumentan, sino las causas de dicho aumento. Entre estas hay que señalar: 1) La mejora de la tecnología para la investigación; 2) La existencia de mayor número de revistas para publicar, aunque el limitado número de revistas impone un límite a las publicaciones; 3) El hecho de que a los profesores se les demanda no solo enseñar, sino investigar, para poder promocionarse; y 4) La búsqueda de facilitar el aprendizaje autónomo, más necesario en un mundo cambiante, y el cual depende, en buena medida, de la capacidad de autorregulación.
La autorregulación y el aprendizaje autónomo se convierten, pues, en un objetivo educativo en sí mismo, con vistas a la adaptación a los nuevos entornos profesionales. En este contexto, el problema no es cuánto se publica sobre autorregulación, sino responder al menos a las preguntas siguientes: 1) ¿Cómo concienciar al alumnado no solo de la importancia de lo que aprenden en un momento dado, sino de “aprender a aprender”, de autorregular su aprendizaje?; 2) ¿Qué factores impiden aprender a autorregular el propio aprendizaje de manera eficiente?; y 3) Dado que el aprendizaje en entornos formales se realiza en el horizonte de la evaluación de la calidad de este, ¿cómo diseñar formas y condiciones de evaluación que hagan que el alumno busque aprender y actúe en consecuencia?
La edad de una persona en un sistema educativo a distancia puede ir de los 18 a los 60 años inclusive. En este contexto, la andragogía es el área de la educación que se ocupa de brindar estrategias de aprendizaje a personas adultas, por lo que cabe preguntarse: ¿Las personas a cualquier edad tienen la misma capacidad de autorregulación? Si esta capacidad varía, ¿cómo podrían atenderse estas diferencias en un ámbito educativo cada día más estandarizado? ¿Puede promoverse la autorregulación aun si esta no se contempló originalmente en la propuesta curricular?
Se plantean en realidad tres preguntas. En relación con la primera, en torno a los 18/20 años la “capacidad” se estabiliza relativamente hasta los 60/65, pero su uso y las diferencias que puedan aparecer dependen de la historia anterior de cada persona, de la motivación, las expectativas, la experiencia y el contexto. Ahora bien, es necesario decir que las personas siempre están autorregulando sus actividades, y que, si parece que no lo hacen, es porque buscan una meta diferente de la que estamos considerando. En este sentido, para que persigan la meta adecuada, es fundamental el contexto creado por el planteamiento docente y su puesta en práctica. En consecuencia, más que la edad, lo que debe atenderse es el contexto, esto es; el clima de aprendizaje -presencial o a distancia- creado por el conjunto de pautas de acción docente.
En relación con la segunda pregunta, ya hemos señalado que el modo de autorregulación -no la capacidad-, más que depender de la edad, depende de la experiencia y del entorno. Es importante, pues, prestar atención al “clima motivacional de la docencia”.
Finalmente, en relación con la tercera pregunta -¿Puede promoverse la autorregulación aun si esta no se contempló originalmente en la propuesta curricular?-; las posibilidades son muy reducidas. Una vez que la propuesta está hecha, si el programa, los materiales, el sistema de trabajo y de evaluación están diseñados y su planteamiento no ayuda; el mal está hecho. Pero se puede actuar a través de los foros de discusión y, sobre todo, a través de las tutorías y del tipo de retroalimentación que se da a los alumnos.
¿Todas las personas docentes cuentan con capacidades de autorregulación? ¿Puede una persona docente con poca capacidad de autorregularse, preparar y promover este aprendizaje en su alumnado?
Una cosa es autorregular el propio comportamiento y otra, contribuir a que otros autorregulen el suyo. La respuesta a la primera pregunta es negativa. Pero es que ni siquiera una misma persona cuenta siempre con estrategias de autorregulación adecuadas. Al tratar de aprender a enseñar e investigar, la mayoría de los profesores universitarios probablemente experimentamos que nuestras estrategias mejoran (a menudo gracias a la ayuda de otros), si prestamos atención no al aprendizaje mismo, sino a las acciones que nos permiten aprender y a aquellas que nos lo impiden. La implicación es que las diferencias y las carencias son un hecho, pero superable.
En cuanto a la segunda pregunta, incluso si una persona aprende a autorregularse al aprender, este aprendizaje no garantiza que se pueda ayudar a los alumnos a autorregularse, ya que esta posibilidad requiere un aprendizaje diferente. Por ejemplo, el uso de la clase invertida, la organización del trabajo en entregas periódicas obligatorias para regular el costo, el uso de guiones de autoevaluación, el modo de dar retroalimentación, la exigencia de reflexión sobre lo aprendido una vez recibida la retroalimentación, etc.; son estrategias que, cuando se usan en conjunto, funcionan para ayudar a los alumnos a autorregularse, y para crear un clima de aprendizaje (un entorno) adecuado.
Como personas, nos interesa mejorar nuestras estrategias de autorregulación para favorecer nuestro aprendizaje personal, pero como profesores, hemos de aprender a crear entornos adecuados de aprendizaje. La pregunta es ¿cómo aprender a crearlos?
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- Última actualización: 12 Agosto 2021