MBA. Hellen Ruiz Hidalgo
Comunicadora Estratégica 
Observatorio de Comercio Exterior (OCEX)
Vicerrectoría de Investigación - Universidad Estatal a Distancia (UNED)

Introducción. La Nueva Ruta de la Seda, nombre popular de la gigantesca iniciativa de política internacional y de cooperación de la República Popular China (RPC), materializa el paradigma mismo de un proceso ya irreversible, el imparable desplazamiento del centro de gravedad de la economía mundial. Al mismo tiempo que representa el corolario geopolítico del creciente peso económico del Dragón asiático, responde también, y en la misma medida, a las propias necesidades económicas y políticas internas de China que alcanzó un punto de desarrollo económico, de acumulación financiera y de incremento de potencialidades que no pueden consolidarse dentro los confines de sus propias fronteras, que por grandes que sean siguen siendo limitados para no quedarse en la trampa de los ingresos medios.

Xi JinpingEstá abierta a todos los países y organizaciones internacionales que quieran sumarse, sin condiciones ideológicas o políticas y sobre el principio de recabar beneficio mutuo. Atiende al mismo tiempo necesidades económicas y de seguridad: encontrar un nuevo motor de crecimiento e impedir profilácticamente la confrontación militar. Como instrumento de mayor vinculación con el entramado internacional facilita la transición china al estatus de país altamente desarrollado. Al convertir a China en una pieza articulada al desarrollo y economía del mundo, sirve de factor preventivo de confrontaciones, que serían disruptivas históricamente para todos.

Por eso, debe comprenderse la Nueva Ruta de la Seda dentro de la dinámica del crecimiento nacional chino y la necesidad de plantear, bajo nuevos términos, la interdependencia que tiene su desarrollo pacífico con el mismo futuro económico del mundo. Es continuidad dentro de una etapa superior del proceso de “reforma y apertura” lanzado por Deng Xiaoping, en 1978. Como nuevo motor de crecimiento responde a necesidades económicas nacionales. Como un nuevo entramado de relaciones internacionales mejora sus condiciones geopolíticas de seguridad.

La Nueva Ruta de la Seda es un diseño de política pública y diplomática que señala la doble transición de China, por una parte, de país de renta media al estatus de país económicamente avanzado y, por otra, de país geopolíticamente vulnerable a la “Trampa de Tucídides” a su consolidación geopolítica disuasoria de amenazas militares, gracias a una arquitectura de alianzas que establecen para China un nuevo posicionamiento en el equilibrio internacional.

La trampa de los ingresos medios en China. Se define, en general, como trampa de ingreso medio a aquellas situaciones en las que un país alcanza un cierto nivel de ingresos gracias a las ventajas adquiridas por su situación previa, pero luego, no logra seguir creciendo hasta ser un país de renta alta. Se queda estancado en un nivel de renta media (definido por el Banco Mundial entre US10 mil y US15 mil per cápita). En la actualidad mientras el PIB de China es apenas menor que el de Estados Unidos, no así su PIB per cápita. En China ronda los US$12,5 mil dólares, mientras en Estados Unidos sigue estando desde hace muchos años en más de US$60 mil dólares.

Muchas veces la trampa del ingreso medio es producto del propio éxito del país, cuando el aumento de salarios que acompañó su desarrollo le hace perder su ventaja competitiva en atracción de inversiones y también en la exportación de productos manufacturados. La trampa consiste en no poder salir del modelo de producción que resultó en ese nivel de ingresos al no lograr reinventarse, asumir nuevos paradigmas productivos o comerciales que permitan desarrollar nuevas capacidades para competir en el mercado de alto valor agregado.

Atraídas por la combinación de abundante mano de obra y bajo costo salarial y en búsqueda de eficiencia, las inversiones internacionales dieron lugar, desde 1978, a un ascenso sostenido de China con tasas anuales de crecimiento del PIB, muchos años por encima del 10%. En 1989, el PIB de Estados Unidos era 16 veces superior al de China. En vísperas del anuncio de la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, en 2013, el PIB norteamericano era sólo 1,3 veces superior. En 30 años, China pasó de un PIB de 150 mil millones a uno de 17 billones. Pero, desde 2012, el PIB de China ha cesado de crecer por encima del 7,9%. Ese estancamiento relativo de su crecimiento colocó a China en la trampa económica de ingresos medios.

Desde 2012, la desaceleración del ritmo de crecimiento obliga a China a reestructurar su economía. La crisis financiera global confirmó que el modelo de desarrollo seguido desde los años ochenta, basado en mano de obra intensiva y orientado a la exportación, había tocado techo y que para superar la trampa de la renta media necesitaba volver la vista a sus problemas estructurales: bajo mercado interno en relación con sus excesos de capacidades industriales y financieras, baja competitividad nacional en productos de alta gama tecnológica, desequilibrio regional entre el desarrollo de las provincias de la costa y el del interior, bajo adelanto y desconexión en provincias colindantes con Asia y sin acceso al mar.

antigua rutaEscapar de la trampa de ingresos medios. China necesitaba enfrentar sus desafíos estructurales con nuevas estrategias: introducir nuevos procesos productivos, invertir en tecnología de alta gama, ampliar su red de infraestructura, nivelar ingresos en la población, combatir la desigualdad, eliminar la pobreza, estimular demanda y consumo internos, incorporar plenamente al proceso económico a sus provincias colindantes con Asia Central. Al mismo tiempo que necesitaba emprender todos esos cambios tenía también que abrir rutas de acceso a nuevos mercados. La idea-fuerza que necesitaba implementarse era pasar del crecimiento basado en las exportaciones sustentadas en mano de obra barata a un nuevo modelo fundado en alta productividad e innovación. Para crear nuevas demandas de sus productos, en este nuevo modelo se necesitaría también favorecer el crecimiento económico de sus socios comerciales menos desarrollados, que son precisamente los que colindan con sus zonas más atrasadas. La nueva Ruta de la Seda es la respuesta estratégica china para salir de la trampa de ingresos medios y dar el salto cualitativo que necesita para convertirse en una economía desarrollada.

La Trampa de Tucídides. La Trampa de Tucídides es un constructo sociopolítico que colige que se dan reacciones agresivas cuando países que dominan ven al ascenso de países más débiles, cuyo progreso se reputa amenazante a su dominio.  El concepto fue acuñado por el politólogo Graham Allison para señalar el peligro de una confrontación bélica entre Estados Unidos y China. Allison se remite a la experiencia de la antigua Grecia, tal como explicada por Tucídides, historiador ateniense del siglo V a.C., en su Historia de la Guerra del Peloponeso, entre Atenas y Esparta. Tucídides cuenta cómo Esparta, ciudad-estado dominante en la Grecia Antigua, vio con recelo el creciente poderío económico de Atenas. Para precaverse de que Atenas llegara a ser más fuerte, Esparta desató provocaciones hasta que Atenas cayó en la trampa de entrar en guerra con Esparta. Como resultado de esa guerra, ambas ciudades cayeron en decadencia. Como secuela histórica, esa guerra puso fin a la preeminencia griega en la historia occidental y abrió espacio al surgimiento de Roma.

De ahí el concepto de “trampa” porque apunta a la tendencia al conflicto militar cuando un país dominante “considera” el crecimiento económico de otro como amenaza a su hegemonía. Es “trampa” porque la confrontación usualmente termina mal para todas las partes. De ahí la importancia de evitar el choque de forma “preventiva” y buscar resolver las situaciones por vías diplomáticas. (Destined for War: ¿Can America and China Escape Thucydides’s Trap? By Graham Allison Houghton Mifflin Harcourt, 2017).

China en la Trampa de Tucídides. El paulatino pero sostenido progreso de China produjo un cambio en su relación con el mundo. La crisis financiera de 2008 reveló la importancia de China en la estabilidad económica mundial. También mostró a China la fragilidad relativa de sus propias bases de crecimiento. Aunque no existe la más mínima tradición histórica de agresión territorial de parte de China en 3000 años de su historia, el gigantesco crecimiento de China comenzó a ser visto con recelo. A pesar de que todas las guerras en las que se ha visto involucrada China han sido guerras defensivas, el sólo hecho de su enorme y creciente poderío desató suspicacias.

Adicionalmente, se produjo otro cambio en las relaciones de fuerza internacionales. La gravitación de la economía mundial cambió de eje del dominante Atlántico hacia el Pacífico. Algunos autores señalan ese vuelco como el tercer gran punto de inflexión en los últimos 500 años de historia. El primer giro fue el auge de Europa occidental, en el siglo XV, que se consolidó con la Revolución Industrial, en el siglo XIX.  El segundo fue el ascenso de Estados Unidos desde comienzos del siglo XX hasta llegar a ser hoy potencia hegemónica mundial. El Financial Times (Valentina Romei and John Reed. Financial Times, MARCH 25 2019. En:  https://www.ft.com/content/520cb6f6-2958-11e9-a5ab-ff8ef2b976c7) señala el 2020 como el inicio del siglo de Asia. Se basa en que, desde esa fecha, el PIB de Asia Pacífico es ya mayor al PIB sumado del resto del mundo. En ese escenario, el crecimiento de China es el factor dominante.

El crecimiento de China desató aprensión en los Estados Unidos. Desde el gobierno de Obama se la considera rival estratégico. Eso calza en el modelo de la reacción recelosa de una potencia hegemónica frente a una fuerza ascendente. Si esos resquemores se asocian, además, con la historia de intervenciones militares de Estados Unidos ante las menores señales de amenaza, la creciente rivalidad con China adquiere potenciales matices de enfrentamiento. Allison lo refiere como prejuicio histórico inevitable. China lo entiende. También sabe que necesita evitar una confrontación directa que frenaría su progreso y tendría consecuencias impensables para el género humano.

Escapar de la Trampa de Tucídides. La iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, con su conjunto de acciones de relacionamiento internacional, es una estrategia de poder blando, sin condiciones ideológicas y basado en el principio de “ganar-ganar” que debe también comprenderse dentro de un esfuerzo chino no confrontativo. Vista como construcción de un gigantesco tejido de relaciones de cooperación, que se sitúa en el terreno del beneficio colectivo, va más allá de alianzas militares y sirve de colchón amortiguador de tensiones internacionales, como esfuerzo estructural para evitar caer en la trampa de Tucídides.

nueva rutaProblemas a los que responde la estrategia china de la Nueva Ruta de la Seda. Entre 1949 y 1978, bajo la dirección de Mao Tse Tung, China consolidó su total independencia, después de 400 años de embestidas comerciales, agresiones extranjeras y ocupaciones militares. Esa plena autonomía se consolidó en un sistema prácticamente de autarquía. En diciembre de 1978, bajo liderazgo de Deng Xiaoping, China dio un giro político que llamó «socialismo con características chinas», programa de reformas económicas para transformar su país en una economía socialista de mercado, abierta al mundo. En 2001, China se unió a la Organización Mundial del Comercio y el sector privado llegó en 2018 a producir más del 60% del PIB. Pero a partir de 2012 se ralentiza su crecimiento económico. Con la Nueva Ruta de la Seda y bajo la dirección de Xin Jinping, China da un nuevo giro al mismo tiempo estratégico y paradigmático.

Desde 2012, la dirección del Partido Comunista de la República Popular China comprendió los límites del modelo de desarrollo seguido desde los años ochenta. Habían comenzado a mermar las tasas de crecimiento de su economía orientada a la exportación que hasta ese punto estuvo basada en el atractivo que ofrecía su abundante mano de obra intensiva para la Inversión Extranjera Directa (IED) de multinacionales en búsqueda de eficiencia. Para seguir creciendo y afirmando su posicionamiento en el mundo, esa desaceleración del ritmo de crecimiento planteaba a China la necesidad de un cambio de paradigma. Necesitaba dar salida a un gran exceso de capacidades, reorientar la economía interna y externa hacia el consumo y los servicios y desarrollar una industria propia basada en alta tecnología y en la innovación. También necesitaba un desarrollo armonioso poniendo todos los potenciales de su territorio.

El desequilibrio entre las provincias de la costa y las del interior era otro obstáculo a ese propósito. Las brechas territoriales planteaban problemas para la estabilidad social y política en territorios de etnias diversas y con el agravante de sectores musulmanes separatistas. Esa conjunción de problemas ocurría al mismo tiempo que el propio ascenso de China provocaba suspicacias geopolíticas. China necesitaba marcar un cambio positivo en la relación con el mundo, comenzando con su entorno asiático inmediato.

¿Qué es la Nueva Ruta de la Seda? La Nueva Ruta de la Seda es una amplia y envolvente iniciativa de la República Popular China. Es una política pública de entrelazamiento complejo y multisectorial, de aplicación geográfica global, con un carácter de desenvolvimiento progresivo de revisión y perfeccionamiento. En su desarrollo ha recibido diversas denominaciones. En su primer enunciado, en 2013, nació como una iniciativa que renueva la vieja ruta de la seda, es decir, Nueva Ruta de la Seda (nosotros utilizaremos ese concepto). Luego, en las deliberaciones y documentos chinos se comenzó a hablar de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. En su primera elaboración estratégica más acabada, se llamó indistintamente, en inglés, Belt and Road Initiative (BRI) o “One Belt, One Road” (OBOR).

Tanto por sus dimensiones financieras, por su amplitud geográfica y por su posicionamiento estratégico dentro de China, se trata del megaproyecto más monumental de los tiempos modernos.

Dimensión financiera. Se calcula una inversión total de cuatro billones de dólares. De esa suma, China aportaría un billón de dólares. Si se compara con el Plan Marshall, traído a precios actuales, el aporte chino a la Nueva Ruta de la Seda es diez veces más grande que aquella ayuda norteamericana a países europeos, después de la II Guerra Mundial. Pero mientras el Plan Marshall seguía la lógica de la Guerra Fría que era fortalecer países ideológicamente afines frente al bloque socialista y la Unión Soviética, la Nueva Ruta de la Seda no está condicionada ideológicamente ni forma bloques políticamente afines. Tampoco es un programa de subvenciones, sino de préstamos, con instrumentos de financiación chinos, sus “policy banks”, bancos públicos estratégicos como el Export-Import Bank of China y el China Development Bank. También se han creado instituciones financieras multilaterales directamente vinculadas con el proyecto, como el Fondo de la Ruta de la Seda o el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS a lo que se suma el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructuras (AIIB), creado por iniciativa de la República Popular China, en 2016. De 57 países miembros fundadores, su membresía ha subido a 105 países. El Banco ha aprobado préstamos para 163 proyectos por monto de US $32,82 mil millones. Su lema inicial: “magro, limpio y verde” habla de racionalización de operaciones, lucha contra la corrupción y priorización de proyectos ambientales. Su nueva divisa “i4t” (Infrastucture for tomorrow) señala la prioridad de financiar infraestructura verde con criterios de sostenibilidad, innovación y conectividad.

Posicionamiento estratégico dentro de China. Toda China está volcada en la iniciativa, desde el gobierno central hasta las autoridades locales. Se incorporan en sus procesos empresas estatales y del sector privado. Asumen responsabilidades de relacionamiento las universidades en programas de intercambios y de becas, así como de proyectos de investigación. Los medios de comunicación están totalmente comprometidos en todos los aspectos de su seguimiento. El momento culminante de su posicionamiento estratégico se dio el 24 de octubre de 2017, ese día en su XIX Congreso Nacional, el Partido Comunista Chino acordó enmendar sus Estatutos para incluir el concepto de "seguir el principio de lograr el crecimiento compartido a través de la discusión y la colaboración, y promover la Iniciativa de la Franja y la Ruta". De esa manera la Nueva Ruta de la Seda se convertía, más allá de una política particular de Estado, en un giro decisivo. Esta incorporación estatutaria, es decir, mandatoria como política trascendente de Estado, es solo comparable a la incorporación de la política de reforma y apertura de Deng Xiao Ping, en diciembre de 1978, en los estatutos del partido, cuando se lanzó el programa de reformas económicas «socialismo con características chinas», definida como economía socialista abierta y de mercado.

Ejes operativos de los escenarios geopolíticos:

      1. Se parte de una consulta extensa, tanto dentro de China en las direcciones políticas regionales más concernidas con cada fase como con los socios de cada escenario de implementación.
      2. Contribución conjunta en la cual se establece la participación activa de los socios nacionales en cada caso.
      3. Beneficios compartidos, que determinan ventajas concretas para cada participante.

Comprende cinco áreas de intervención:

      1. Desarrollo de iniciativas políticas compartidas: por ejemplo, cambio climático, combate a la pobreza, mejoramiento urbano, energías limpias, etc.
      2. Construcción de infraestructura: carreteras, ferrocarriles, puertos, puentes, etc.
      3. Fomento y facilitación del comercio, mejoramiento de las condiciones mutuas de intercambio, multiplicación de la participación de actores en cadenas de valor.
      4. Apoyo financiero amplio con la construcción de entidades bancarias internacionales de acompañamiento a iniciativas comunes de cooperación, y
      5. Mejoramiento de la conectividad de países, empresas y personas, con un amplio componente de intercambios socio-culturales y de información.

Cronología de sus definiciones e implementación

Septiembre 2013: primera presentación del proyecto “Nueva Ruta de la Seda”. El presidente Xi Jinping hizo el primer esbozo de la nueva visión estratégica de China durante su visita a los países de Asia Central que colindan con China: Turkmenistán, Kazajstán, Uzbekistán y Kirguistán.

ruta de la sedaAl lanzar la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, Xi Jinping estaba de visita en Kazajstán, en la frontera noreste de China. Esta república islámica confina con las provincias chinas de Qinghai y Gansu, situadas fuera de los accesos usuales del comercio chino, que se encuentran en sus costas. Tanto esas provincias chinas como la propia Kazajstán tienen grandes problemas de desarrollo de infraestructuras que las conecten con el comercio internacional.

Cabe recordar, adicionalmente, que esa región tuvo su mayor auge en la antigüedad, como punto de ingreso a China de la red de rutas comerciales por donde transcurría el comercio con Europa. Se mantuvo durante 1600 años, hasta la caída de Constantinopla y fue conocida como la Ruta de la Seda. Nada más apropiado, que haya sido en Astana, capital de Kazajstán que lanzó la mayor iniciativa estratégica China.

Xi Jinping dijo ahí: “Para forjar vínculos económicos más estrechos, profundizar la cooperación y ampliar el espacio para el desarrollo de la región de Eurasia, debemos adoptar un enfoque innovador y unir esfuerzos para construir un cinturón económico a lo largo de la Ruta de la Seda. Podemos comenzar trabajando en áreas individuales y vincularlas entre sí más adelante para cubrir toda la región”. De esa manera, la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda nace inicialmente para mejorar las condiciones de desarrollo económico tanto de sus provincias más alejadas de sus costas, como de los países más desvinculados del comercio mundial. (“Xi proposes a ‘new Silk Road’ with Central Asia”, China Daily, 8 September 2013)  https://usa.chinadaily.com.cn/china/2013-09/08/content_16952304.htm

Para sus vecinos, el ofrecimiento de su integración económica con China, al sur y hacia Europa al oeste era una atractiva perspectiva de crecimiento. Para China, además de mejorar su alcance a fuentes energéticas, propicia el desarrollo económico de sus provincias occidentales (Xinjiang y Tíbet) y crea nuevos mercados que dinamizan sus exportaciones. De esa manera se materializa la idea “ganar-ganar”, modelo planteado por Xi Jinping.

Octubre 2013. Nueva Ruta Marítima de la Seda: ampliación de la estrategia. Con ocasión de la reunión de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), en Jakarta, el presidente Xi, esbozó una ampliación de su concepto de la Nueva Ruta de la Seda. En la que fue la primera intervención de un líder extranjero ante el Parlamento indonesio, además de proponer la creación de un banco asiático de inversión en infraestructura, el presidente Xi añadió: “China reforzará la cooperación marítima con los países de la ASEAN para … desarrollar enérgicamente la asociación marítima en un esfuerzo conjunto para construir la Ruta Marítima de la Seda del siglo XXI”. También aquí Xi Jinping hizo referencia directa a los 2000 años de historia que habían visto como “desde la antigüedad, el sudeste asiático fue un importante eje de la antigua Ruta Marítima de la Seda”. (Xi Jinping. 2013. Speech by Chinese President Xi Jinping to Indonesian Parliament. En:  http://www.asean-china-center.org/english/2013-10/03/c_133062675.htm).

Marzo 2015. Presentación de estrategia y escenarios de la Nueva Ruta de la Seda. Dos años después de los anuncios de Xi Jinping, la Comisión Nacional para el Desarrollo y la Reforma, el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Comercio, presentaron conjuntamente la estrategia y escenarios de la Nueva Ruta de la Seda, en un informe llamado “Visión y acciones sobre la construcción conjunta de la Franja y la Ruta”. En ese informe se detallan los objetivos del proyecto, se exponen detalles de su implementación y se enuncian los corredores terrestres y marítimos en los que se centraría la iniciativa.

Mayo 2017. Presentación de la Ruta de la Seda Digital. Dos años después de la presentación de la estrategia y escenarios de la Nueva Ruta de la Seda, el presidente Xi Jinping aprovechó el marco del Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional y presentó un nuevo componente de la iniciativa china. Así, sin dejar de lado sus objetivos en materia de infraestructura tradicional, la Nueva Ruta de la Seda se amplía para incluir la digitalización de la economía. Aparecen entonces nuevas dimensiones que China quiere compartir con el mundo, en temas como la inteligencia artificial, la nanotecnología, el desarrollo de Big Data, ciudades inteligentes, etc. Los objetivos para esta faceta, además de completar la cooperación económica, buscan un espacio nuevo en el entramado productivo y comunicativo del mundo en el que el desarrollo e implementación de la tecnología 5G es fundamental y en la que China tiene la vanguardia tecnológica mundial.

Corredores de la Nueva Ruta de la Seda

Corredor Económico del Puente Terrestre Euroasiático

euroasiatico.pngComplejo de líneas ferroviarias que conectan las áreas costeras chinas con Europa. Su trazado implica grandes inversiones y favorece dinamismo económico tanto a zonas del centro y oeste de China, que no habían tenido las mismas oportunidades de sus zonas costeras. Su recorrido es todo un programa con grandes implicaciones de progreso para todos los puntos del corredor. Su principal destino final es Hamburgo, en Alemania, pero tiene ramales que conectan otros países europeos, como Italia, Polonia y España. También el paso de sus trenes conecta las estepas rusas y centro-asiáticas.

Corredor Económico de China-Rusia-Mongolia

mongoliaDerivado de las excelentes relaciones bilaterales entre Mongolia, Rusia y China, los tres países fomentan intercambios trilaterales que apuntan a (1) modernizar y expandir carreteras y ferrocarriles, entre los tres Estados, (2) promover intercambios comerciales cruzados reduciendo tramites fronterizos y (3) construir encadenamientos industriales. En 2015, se diseñó un Mapa Terrestre a Medio-Plazo para el Desarrollo de la Cooperación Trilateral entre China, Rusia y Mongolia.

Corredor Económico China-Asia Central y Occidental

asia_occidentalEste es uno de los corredores más paradigmáticos de la visión “ganar-ganar” de Xi Jinping. Esta es una región con ningún antecedente de inversiones a gran escala, tanto en su sección china como asiática. Conecta el deprimido oeste de China con las repúblicas centro-asiáticas y con Irán, Turquía y el Oriente Próximo. Es el segmento que mejor revive la antigua Ruta de la Seda, al unir grandes centros comerciales regionales tradicionales como Samarcanda o Xinjiang. De hecho, fue el primer corredor que se anunció en 2013, porque Kazajistán y Uzbekistán son ya los países más comprometidos con estrategias nacionales propias que complementan la Nueva Ruta de la Seda.  

Corredor Económico China - Península Indochina

indochinaEl Sudeste Asiático es un espacio natural para promover un desarrollo equilibrado, cada vez más vinculado con las cadenas globales de valor. Este corredor se perfila como un instrumento inigualable para incrementar el PIB de todo el este de Asia. Para implementarlo se diseñan conjuntamente redes de transporte y parques industriales; obtención de fondos de capital, involucrando a Singapur y crecimiento inter-regional sostenible y comprometido con el desarrollo de los socios más vulnerables.

Corredor Económico China-Pakistán

indochinaEs el corredor que implicará la mayor cantidad de fondos a un único socio, 46 billones de dólares. Tiene todas las modalidades de inversión y es la zona donde ha avanzado mejor todo el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda: infraestructuras ferroviarias, aeroportuarias, marítimas y de carreteras; proyectos energéticos de aprovechamiento hidroeléctrico, suministro y transporte de combustibles fósiles; complejos industriales, etc.

Corredor Económico China – Bangladesh -India – Myanmar 

bangladeshEs el corredor más complejo. Entre sus desafíos se suma, por una parte, una tradicional rivalidad, incluso territorial, entre China e India y, por otra, la enorme debilidad económica y crisis demográfica de Bangladesh y la inestabilidad política de Myanmar (la antigua Birmania). A eso se añade, por parte de China, su carencia de acceso físico al océano Índico. Sin embargo, es un corredor que por difícil no es menos importante, ya que es decisivo para la logística comercial, el turismo regional y, más importante aún, la construcción de un entramado de seguridad regional.

Corredor de la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI 

maritimaEl 90% del comercio internacional se mueve por el mar y China es el mayor exportador y el segundo mayor importador del mundo. Por otra parte, China tiene la mayor flota marítima y posee 6 de los 10 mayores puertos del Mundo: Shanghái, Shenzen, Ningbo-Zhoushan, Guangzhou, Hong Kong y Quingdao. Sin embargo, el comercio ocupa un lugar cada vez menor en su PIB. Según el Banco Mundial, China pasó de que el comercio fuera el 60% de su PIB, en 2006, a que, en 2021, fuera solamente el 37%. Obviamente se trata de uno de los impactos de la trampa de los ingresos medios. De ahí se deduce la importancia que debe tener la transformación del componente marítimo. El corredor marítimo de la Nueva Ruta de la Seda parte del Mar de China y se mueve en todas las rutas marítimas del mundo, conectando China con una batería inmensa de inversiones en África, Europa, Asia y América. Financia infraestructuras de almacenamiento, terminales portuarias y enclaves comerciales como Gwadar, Colombo, o Yibuti y el Puerto del Pireo, en Grecia, el segundo más grande del Mediterráneo. Su proyecto más emblemático en América es un segundo canal en Panamá y un canal seco con una ruta ferroviaria de alta velocidad.

Corredor digital de la Nueva Ruta de la Seda

ruta_digitalChina adopta un nuevo paradigma de relación con el mundo, que ya no se queda sólo en el intercambio de mercancías, sino en lograr liderazgo tecnológico. Es una respuesta estructural decisiva para contrarrestar la desaceleración de la economía y la trampa de los ingresos medios. Con ella, la proyección económica del país asiático entra en una transición hacia nuevas formas de producción compatibles con la cuarta revolución industrial. Es decir, el modelo de desarrollo de China incluye ahora la producción digital, la cual requiere de infraestructura tecnológica para el correcto funcionamiento de nuevas formas de negocio. La Ruta de la Seda Digital (RSD) se compone de una serie de proyectos orientados a fortalecer el comercio digital, la infraestructura tecnológica y la interconectividad entre los países que se adhieren a la Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda. Es un proceso que avanza rápidamente. Huawei Marine Networks instaló 6.000 km de cables de fibra óptica entre Camerún y Brasil. La iniciativa incluye también redes 5G, proyectos de ciudades inteligentes, centros de datos e investigación, acuerdos de comercio electrónico y pagos con dispositivos móviles. En ese proceso los gigantes tecnológicos chinos – Alibaba, Tencent, Huawei y ZTE, entre otros – están entrando a competir en un espacio propio a la IV revolución Industrial.

Referencia permanente de continuidad histórica. Es de notar la referencia de continuidad que tiene siempre la dirección china con su pasado milenario y la manera en que vinculan las respuestas del pasado a los problemas del presente. Su “Visión y acciones” del 2015 plantean: “Hace más de dos milenios, los pueblos laboriosos y valientes de Eurasia exploraron y abrieron diversas rutas de comercio e intercambios culturales que unieron a las principales civilizaciones de Asia, Europa y África, denominadas colectivamente por las generaciones posteriores como la Ruta de la Seda. ...Durante miles de años, el espíritu de la Ruta de la Seda - "paz y cooperación, apertura e inclusión, aprendizaje mutuo y beneficio mutuo"... Simbolizando la comunicación y la cooperación entre Oriente y Occidente, el espíritu de la Ruta de la Seda es un patrimonio histórico y cultural compartido por todos los países del mundo... En el siglo XXI, una nueva era marcada por el tema de la paz, el desarrollo, la cooperación y el beneficio mutuo, es aún más importante que continuemos con el espíritu de la Ruta de la Seda ante la débil recuperación de la economía mundial y las complejas situaciones internacionales y regionales”.

Los ejes estratégicos de la Nueva Ruta de la Seda enmarcan la continuidad de su historia de un destino compartido, desde la antigüedad, con sus pueblos vecinos y socios comerciales, que necesita la construcción de un entendimiento de beneficio colectivo a los desafíos del presente. Es, como dijo el presidente chino, un “ganar-ganar” y responde al concepto de resolver problemas propios ayudando a resolver los problemas de sus socios. Xi Jinping lo planteó recurriendo a un viejo refrán chino: "Los intereses a tener en cuenta deben ser los intereses de todos".

Además de rememorar su papel histórico en la región y más allá, el ofrecimiento de iniciativas que amplían las capacidades de conexión interna y externa de sus socios comerciales crea una innegable perspectiva de crecimiento, para todos. A sus socios los empodera con nueva infraestructura y los conecta mejor no sólo a China sino al mundo.

A Pekín, por su parte, los diferentes corredores le proporcionan acceso a recursos necesarios para su seguridad energética y, en el caso del corredor euroasiático, facilita el desarrollo económico de sus provincias occidentales. En cada caso amplía nuevos mercados para sus exportaciones y brinda un envidiable espacio de desarrollo de su industria de infraestructura de alta gama, como los ferrocarriles de alta velocidad, y su creciente poderío en temas tecnológicos de punta. Esto la vincula con el objetivo de estimular también la transformación estructural de la producción china. De hecho, uno de los factores que ha provocado disminución tanto de la IED en China, como de la demanda de sus productos manufactureros, es la disminución de su ventaja competitiva por mano de obra barata. Esto ha sido producto al mismo tiempo del mejoramiento económico de su población, cada vez más exigente, y la creciente oferta de mano de obra barata en otros países asiáticos.

Por eso la Nueva Ruta de la Seda debe vincularse con la iniciativa “Made in China 2025”, la política que intenta romper el paradigma anterior y apuesta por la calidad y la innovación tecnológica. Con una inversión proyectada de 300 mil millones de dólares, el plan “Made in China 2025” busca cambiar el modelo productivo de China y pasar de competir en cantidad a competir en calidad. Eso significa aumentar su participación en las cadenas globales de valor. Se tiene como meta que en 2025 sea un 70% el contenido nacional de sus productos de alta tecnología. Actualmente es sólo el 40%. Es un plan para mejorar la capacidad de fabricación de las industrias chinas más intensivas en tecnología y con capacidad competitiva con los países más avanzados del mundo.

Lecturas consultadas