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POR VELIA GOVAERE - ACTUALIZADO EL 18 DE JULIO DE 2016 A: 12:00 A.M.

http://www.nacion.com/opinion/foros/Italia-cuerda-floja_0_1573642625.html

La UE no encuentra respiro. El anuncio telúrico tiene ahora su epicentro en Roma

 

No hemos terminado de recuperar el aliento en las aguas turbulentas del Támesis, cuando estamos a punto de perder la respiración en las riveras del Tíber. Se anuncia ya un nuevo sobresalto. La Unión Europea no encuentra respiro. El anuncio telúrico tiene su epicentro en Roma.


Italia está a las puertas de una crisis. Desde el brexit, el valor de sus bancos se ha desplomado. El Monte dei Paschi di Siena, primer banco de la historia, hoy tercero en Italia, vio pasar a la mitad el valor de sus acciones, en la semana de incertidumbre después del referendo británico. Parecido ocurre en el resto del sector financiero itálico.
La banca italiana se encuentra bajo el peso muerto del mayor volumen de malos créditos en toda Europa. Es el 18% del total de la deuda bancaria europea. Créditos impagables responden como colaterales a bonos bancarios adquiridos en significativa magnitud por familias y pymes, en la más elevada participación del ahorro familiar en la deuda bancaria de la UE.


En Grecia y España, las bancas nacionales debían, sobre todo, a otras entidades financieras con sede en Alemania, Francia e Inglaterra. En Italia es diferente, ahí la deuda es con el pueblo y su volumen es enorme. No atenderlo tendría repercusiones sociales y políticas épicas.


¿Qué hacer? Hoy las cosas no son como cuando comenzó la crisis. Entonces estaban en peligro las finanzas de los grandes bancos, cuyos créditos tóxicos fueron pagados con el dinero de los contribuyentes comunitarios ( bail-out ).

 

Después de salvar a sus propios bancos nacionales, las potencias europeas impusieron una directriz que impide rescates bancarios con fondos públicos. Ahora está ordenado que sean los propietarios de títulos impagables quienes asuman las pérdidas por medio de adquisición de acciones de los bancos en crisis ( bail-in ).


Esa regla, sensata cuando se trata de salvar instituciones financieras que irresponsablemente ofrecen fáciles y mal garantizados créditos, en el caso de Italia tiene una connotación social única. Significaría para miles de familias italianas la pérdida de los ahorros de toda una vida.


Semejante impacto produciría una masiva oleada de descontento que ningún gobierno estaría en condiciones de resistir, menos en un país tan difícil de gobernar, que ha visto desfilar la friolera de 63 gobiernos, en sus 70 años de posguerra.


Trato diferenciado. Por eso no es de extrañar que ahora sea Italia la que amenaza con poner en jaque la unidad europea. Y, curiosamente, lo que todos recomiendan para sortear una crisis mayor es precisamente un trato diferenciado hacia los bancos italianos. Se piden excepciones para salvar con fondos públicos a los ahorrantes privados.
De seguirse al pie de la letra la directriz europea existente de no salvar con dineros públicos a los bancos en quiebra, podría significar, en Italia, una debacle política, social y económica que arriesgaría la existencia misma de la moneda única.


De nuevo, como en el Reino Unido, atender las diferencias es la única forma de salvar la unidad. Pero las razones no son económicas, sino políticas.


La crisis bancaria no pudo llegar en peor momento. Italia está a punto de lograr la culminación de una reforma constitucional que aseguraría una gobernabilidad modelo en toda Europa.


Es el tercer paso de las reformas de Renzi, el primer ministro de Italia, exalcalde de Florencia, auténtico relevo generacional de Maquiavelo, toscano como él.


Siendo representante de una coalición de izquierda, en su primer paso, Renzi no dudó en enfrentar a los sindicatos, con una reforma laboral que tocó los fundamentos mismos del estancamiento de las inversiones productivas en Italia.


Se anuló el artículo 18 del Estatuto de Trabajadores que establecía que una persona con un contrato a tiempo indeterminado no podía ser despedida sin causa justa. Eso eliminaba la posibilidad de despidos, mediante indemnización, por razones económicas y organizativas.


Ese artículo hacía enorme el costo-riesgo de contratación, desalentando así la inversión. Renzi dijo: “El gobierno no debe negociar con los sindicatos porque las leyes se escriben en el Parlamento. Si los sindicalistas quieren negociar el contenido de las leyes, que se presenten a las elecciones” (¡qué envidia!).


El segundo paso fue una reforma electoral, conocida como Italicum,que elimina la base de inestabilidad en la formación de gobierno, al asegurarle al partido que gane con al menos 40% de los votos, un mínimo de 55% de representación legislativa. Se elimina así el poder factual de veto de los partidos minoritarios, que con el pretexto de control hacían vulgar y simple obstruccionismo, base de componendas y corrupción (¡todavía más envidia!).

 

Su tercer paso fue una reforma constitucional que no logró la mayoría necesaria y tiene que ir a referendo en octubre. Se trata de la creación de facto de un sistema unicameral, eliminando las potestades legislativas del Senado, que ahora podrá solo refrendar reformas constitucionales.
En riesgo. Sin embargo, eso no cubre todo el panorama político italiano. En las últimas elecciones municipales, ganó 19 alcaldías el Partido Movimiento 5 Estrellas (M5S), entre ellas dos con perfume de mujer, Roma y Turín.
Para esa corriente, autoproclamada populista, que tiene como una de sus consignas centrales la salida italiana de la zona euro, esas victorias perfilan una real posibilidad de gobierno, porque el apoyo a Renzi ha caído del 50% al 37% desde febrero.


Un mal manejo de la crisis de solvencia de la banca italiana crearía las condiciones de un descontento social generalizado que produciría el fracaso del referendo de Renzi y facilitar, aún más, en las elecciones del año próximo año, la victoria del M5S al que la nueva legislación electoral en vigor le aseguraría una plena gobernabilidad en Italia, para temblor y crujir de dientes del euro.


Por eso, la decisión de Bruselas sobre el arreglo de pago de la crisis bancaria tiene a Italia en la cuerda floja.


La autora es catedrática de la UNED.