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POR VELIA GOVAERE - 22 de Febrero 2007

https://www.nacion.com/opinion/el-no-desnudo/2RP3ZWCOQZAKFEWWBZ6325GZQM/story/

 

Óscar Arias puede cambiar la mentalidad del país al acompañar el TLC con reformas.

 

El próximo 26 de febrero se anuncia la marcha de todos los sectores que se oponen a la ratificación legislativa del TLC entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos. ¡Qué hermoso es vivir en un país donde hombres y mujeres pueden luchar por lo que creen y manifestarse contra lo que sienten que los lastima, con completa libertad y garantizada seguridad personal!

Sería tan lindo ver una marcha llena de alegría y esperanza, con fe en la democracia. Cada sector llevaría, tal vez, en sus mantas, propuestas de políticas públicas para defenderlos de las amenazas que sienten que llegan con el tratado, demandas de apoyo para aprovechar sus oportunidades.

En una marcha así se clamaría a voces por aquellas acciones del Estado que permitan democratizar y hacer más incluyente la política comercial de Costa Rica.

No sé cómo será esa marcha, pero ojalá esté llena de demandas y propuestas porque es muy triste y muy desnudo un “No al TLC” a secas.

El ‘no’ vacío. Yo entiendo que es difícil ponerse de acuerdo en propuestas alternativas y demandas específicas que no sean la simple y llana oposición. Por eso es tan difícil resistirse a la tentación de ampliar fuerzas con el fácil expediente de reunir todas las negatividades y concentrarlas contra un solo tema. Pero eso no construye futuro.

El simple “No al TLC” es vacío, no nos dice qué país queremos; sólo apela a seguir como estamos, sin cambios, como si la Costa Rica que vivimos no necesitara reparaciones de fondo. Yo encuentro que tanto esfuerzo para decir simplemente “No al TLC” es un desperdicio.

Después de la calle, la discusión seguirá en la Asamblea Legislativa, antes de tomar una decisión final. La ciudadanía que eligió a sus diputados para defender sus intereses supongo que espera de los legisladores que sinteticen en propuestas concretas la ampliación de oportunidades de la política comercial. ¿No sería realmente el colmo que ahí nos topemos de nuevo con un desnudo “No al TLC”?

Sería un ejercicio interesante preguntar a los manifestantes o a los diputados que se oponen, cuál es la visión concreta de la Costa Rica que anhelan los que solamente dicen “No al TLC”. Tal vez en las respuestas nos encontremos que no son tan diferentes esos sueños de los de la mayoría del país que apoya la ratificación del TLC; pero eso sólo lo podríamos saber cuando el “No al TLC” se vista con colores de campesinos sin crédito, de estudiantes expulsados del sistema educativo, de microempresarias sin esperanzas de capacitación técnica.

Inclusión social. Para ser justos, debo confesar que hemos tenido por demasiados años TLC también desnudos, vacíos de contenidos de inclusión social, como si los procesos de cambio no necesitaran también de políticas complementarias.

Demasiado se ha predicado la apertura comercial como un fin en sí mismo, y se olvida que es sólo un medio para multiplicar las oportunidades de bienestar colectivo.

El TLC es como una carrera en la que tiene más posibilidad de ganar el que va más adelante, y de quedarse rezagado el que va más atrás.

Los sectores sociales potencialmente perdedores son aquellos que por su ubicación territorial, su falta de formación técnica, su poca experiencia de negocios y su carencia de habilidades pueden quedar marginados de los beneficios del TLC. Por eso mismo es ya hora de abandonar los “Sí al TLC” y los “No al TLC” desnudos del rostro humano que les dé un contenido de futuro.

El gobierno del Dr. Arias puede dar un paso importante en este cambio de mentalidad al trabajar un paquete de acciones inmediatas de acompañamiento al TLC.

Se puede estar o no de acuerdo con estas acciones, se puede pensar que es insuficiente y hasta se podría discutir si por lo menos es un paso justo en la dirección correcta: democratizar la apertura comercial.

Para responder de forma consecuente a iniciativas de acciones concretas, como esta, que abarcan prácticamente todos los ámbitos de la actividad productiva y social, no basta seguirse encerrando en la pobreza de un “no” desnudo. El “No al TLC” necesita vestirse de esperanzas.

 

 La autora es coordinadora del OCEX y catedrática de la UNED.